lunes, 23 de agosto de 2010

Necesito cambiar de vida.

Zapatos nuevos y un nuevo cinturón.
Algún pantalón desgastado.
Nuevas pestañas, menos marcadas;
tez más suave.

Me dibujo con soltura.

Dedicaré varias horas en costuras,
no puedo dejarme los labios inacabados,
ni algún beso perdido en las esperas.

Dedicaré todo el aínco de mi espalda cuarteada,
no habrá tinieblas ni enemigos en el espacio,
quizás ni haya espacio. Quizás ni haga falta.

He trazado la línea de la paciencia.
Creo que ésta vez más corta,
"si no hay cuerda, no se tira".

Pinto con mis dedos, también, alguna otra línea.
La de la esperanza, con verdes oliva y abundantes sonrisas;
la de la calma, para los trayectos largos llenos de piedras;
la de la madurez, para tomar las decisiones con los pies en tierra.

La de la vida,

que demuestra que cada pequeño momento ocupa un hueco en la memoria.

Me dibujo con soltura,
escribiendo con destreza.
Una palabra, una nota, una pequeña caricia,
todo sumergido en momentos que el corazón salta en una cama elástica,
o la razón pierde el norte en pleno laberinto.

Una palabra de aliento, desasosiego del alma,
nos brinda la oportunidad de ser alguien,
me espera cercana.



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