lunes, 29 de marzo de 2010

Hola censura, saludos escudo.

¿Qué es censura?. ¿Qué un escudo?. ¿Qué es de todos esos pensamientos que se cuelan por la mente cuando más quieres evitarlo?.

Hacía tiempo que no escribía con un poco de "trama emocional" real. Escribir sobre pensamientos que salen hacia mis dedos sin pensarlo, y después matizarlos para esconder, al menos un poquito, mi identidad.

Tantos cambios, tan poco tiempo. He podido sentir de todo. En parte, asigno a mi corazón la palabra "miedo". A menudo, esa palabra es sólo un dibujo con el que enfatizar el millar de ideas distintas que se estrellan contra mi pecho. Jamás se está tan inseguro de hacer algo, como cuando te decides a hacerlo.

Hace un año y casi 9 meses, era tan incrédula como feliz. No entender nada, y no importarme ni si andaba descalza por un suelo de afilados cristales. Era asquerosamente feliz. Me despertaba con una ilusión deslumbrante, unas ganas de dar mil pasos y volver a caminar.

Hace 8 meses, crujía mi corazón día y noche. Recuerdo pensar en mil formas de arreglar el caos que vivía conmigo. Desde una "pausa" amorosa temporal (que no duró ni una semana), hasta cerrar los ojos, apretar manos y latidos, y mandarlo todo a freir espárragos, sin dejar paso a pensamientos o sensaciones. Jamás antes me sentí tan imbécil, y tan sola. Esa pausa amorosa finjió ser un adelanto de lo que iba a llegar. Que la distancia es el olvido. Que si no se puede, es mejor alejarse. Que si he sido capaz de alejarme, no nos merecemos estar juntos. Que si tú también te alejaste, aumentan mis razones. Ahora se ve todo tan claro... Antes sólo recordaba que era la hora de la llamada diaria (o la segunda llamada diaria), que echar de menos era lo necesario, lo lógico. Que estaba errando, lo demás había sido sólo un desliz. Que lo seguro, era siempre lo importante. Recuerdo, incluso, haber intentado distanciarme un poquito, durante un tiempo, para volver luego con más ganas. Todo porquería que esconde una realidad vacía. Sabía que en ese camino tenía una seguridad real sobre mi alma. Pero me faltaba algo grande, y cuánto me alegro ahora de haberlo sentido.

Y hoy... hoy han pasado un año, 8 meses y algunos días. Hoy veo cosas desde lo lejos, cosas como recuerdos, en los que antes era incapaz de indagar sin desear profundamente volver atrás. Y hoy, sonrío más que nunca, porque todo está en orden, se ha colocado lo esencial. Él es completamente feliz porque ha encontrado lo que realmente necesitaba. Jamás me hubiera perdonado seguir con algo que había muerto.

Y es cierto, que a veces se me escapa alguna lágrima, recordando ese abrazo que hacía que me sintiera completamente protegida del resto del mundo, sin importar la hora o el lugar. Pero es la lágrima más feliz del mundo, no me cabe duda.

Hoy, además, es la primera vez que me atrevo a abrir esa carpeta de fotos que ha permanecido aislada todo este tiempo... Reitero, de nuevo, mis alegrías.

Y ahora me pregunto de nuevo: ¿Qué es censura?. Por ejemplo, haber ocultado todos los miedos que se reunieron en mi alma cuando necesitaba un abrazo. Esas ganas de llamar por teléfono y dar marcha atrás. Eso era censura.

No creo que le importe a nadie si saco de mi corazón y de mi mente hasta la última idea que esconda. Ni creo que sea posible, sin perder la salud de amistades. Hoy, me apetecería soltarlo todo de una bocanada. Pero no es el momento.

¿Qué es un escudo?. Escudo, es eso que protege del frío, que no permite hacer locuras, que esconde en el fondo algo de sensatez. Es lo que hace que no te cuente todo lo que quiero, porque no debo. O porque no hace falta.

A partir de mañana... A partir de mañana tendré 24 horas diarias para pensar en mi, de lunes a domingo y cada mes, sin vacaciones ni tiempos parciales. Porque yo lo valgo, oyes.

¿Alguna otra pregunta?. Ea.

Hola censura, saludos escudo;
me apuesto el cuello a que mañana
nos volveremos a ver.
Sólo... un poquito de pensar. Sólo.

Sólamente centrar, y encaminar, buscar no más allá de lo obvio.

Esquivar el resto y recuperar lo seguro. Lo infinítamente perfecto. Lo que no se escapa ni juega a las cartas.

Sólo... un poquito MENOS de pensar en bobadas.
Me canso del mundo que no quiere encontrar una salida.
Me canso, de escribir, y decir tonterías.

De soñar me canso, de levantarme cada caída.

Yo quiero una historia, de esas que lo bueno es ser imperfecto, errar, y aprender, caer, y levantar. Estar siempre arriba era imposible y se derrumbó todo por propio peso. Yo quiero ser eso. Esa esclava de los despistes, que despierta alguna sonrisa. Jamás se me olvidó levantarme por la mañana.

Yo quiero esa vida perfecta de situaciones distintas, quiero ser feliz, y no tener miedo de gritarlo.

¿Qué busco en ésta vida?. Creo que todo: Ganas de visitar el lugar más extraño y bello, ganas de aprender nuevos idiomas, nuevas culturas, de salir, entrar, de esforzarme para demostrar que siempre hay algo mejor. Ganas de sentirme útil en el mejor de los trabajos, de sonreír una mañana y mirar a otros ojos sonreir.

Ser feliz no es un estado o condición. Es una realidad, que fluye, que le susurra al alma palabras incluso tiernas. Yo quiero una casa en calma, un perro gracioso, cariñoso, un idioma extraño en el ambiente. Yo quiero poder hacer reír. Contar mil anécdotas y sobre todo, sentir. Esa paz interior, ese mar que ondea al son de los latidos.

Nada como tenerlo todo en ésta vida, para explotar en ganas de distinguir y superar.

Yo confío, pero no a ciegas.

domingo, 28 de marzo de 2010

Cuando pierdes el ánimo y destierras la esperanza,
centras el estilo de vida más sano y predecible
y apartas la locura del sentir, para otro momento.

Si antes no sabía sentir, ahora no sé olvidarlo,
o no quiero.

Me falla algo en ésta historia, algo no encaja,
que si espero, todo se resiente,
ahora duele más y ha pasado el tiempo.
Puede que nada importe, y sean sólo tonterías.

O puede que sea cierto lo que dicen,
y un corazón sano no es nadie, si está solo.
Enmudecer los latidos y activar la vena libros.
Exprimir mi mente, como antes,
y destripar el jugo hasta ahora dormido.

Tengo dos opciones, dos salidas, o dos túneles perversos.
Agachar la cabeza y pensar,
o levantarla y vivir.
Arriba, abajo.

Del pecho extraigo mis sueños,
y rechazo todo daño que pueda exhumarme de miedos.

Arriba, abajo.
Asciendo del subsuelo en un tiempo.
Con algo de suerte, prometeré tentar a mis recuerdos con bombas del sueño.

No quiero tener miedo. Sólo eso.
Ser feliz, tenerlo todo. Todo cuanto quiero.
Y progreso.
Mi mente se dispone, y mi alma se conforta.

Seré quien soy un tiempo, más sincera que nunca y sin alzar el infierno.
El tiempo cruje entre obviedades que separan mi alma de mis neuronas.
El tiempo raspa mis entrañas y ahoga mi cuello.

¿Hasta cuándo el descanso?.

Sólo temo a las heridas que no se terminan de olvidar.
Y más que temer... Desaparezco.

sábado, 27 de marzo de 2010

Crear y destruir,
ordenar y desmontar.

Mi cuenta atrás empezó hace tanto,
que perdí la cuenta.

¡Anda!. Qué bonito se ve el precipicio
desde arriba.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Día raro.
De esos que a los caracoles se les cambia el color del pelo
y a los conejos se les secan los bronquios.

Día raro.
Cierra los ojos
despista la verguenza y los temores venideros.
Abre la puerta del sentido
y sentimiento.

Rompe el escudo, al menos un rato,
deja que ventile dentro
aunque todo esté estancado.

Siente.

lunes, 22 de marzo de 2010

Me disfrazo de tinieblas en una noche callada,
escucho pasos y risas más allá de la ventana,
hipócritos latidos de cuerpos borrachos.
Me asomo desde el sofá, sin pararme a estirar las piernas,
miro, y sólo veo tierra.

Me disfrazo del árbol de enfrente,
ya de día, entre almas que amanecen alarmadas,
y sonrío cuando ríe el niño al que le roban la nariz.

Soy la cristalera del bar que huele a café,
la silla coja y la mesa que tiembla.
Soy el zumo del sano,
y la tostada del hambriento.
Soy las manos, las llaves, soy los ojos,
el chaquetón, aun sin calentar, que desprende frío.
Soy un día lluvioso y el olor a nuevo de las calles.

Soy cada pequeño detalle que me devuelve a la vida,
casi sin darme cuenta, cada mañana. Mientras despierto
acurrucada aún entre las mantas.

Soy... sueño. Y tus latidos en silencio.

sábado, 20 de marzo de 2010

Me resisto a acrecentar las piedras del camino.

Rechistan las copas de vino al fondo de la sala.
Levanto la mirada,
y se asoma desde el fondo de mi alma mi gran coraza,
que vino a protegerme,
de la inocencia y la audacia.
Creo que me protege del daño ajeno
que pretendo causarme yo misma.

Llamémosle nada.

La pregunta es sencilla. Proteger esconde. ¿Esconder mejora?.

Tengo un escudo que ralentiza los latidos de mi corazón dependiendo de lo que mi mente le indique. Se hace frío, y se forja en paseos invernales al son del borracho de turno que siempre, siempre, se acerca a saludar. Muere a ratos o para siempre. Para siempre es un sueño, a ratos lo cierto.

Y jamás me abandona sin más.

Bendita coraza.

Estoy tan cansada, tan harta y tan acabada,
que la rutina no es más que una parte más de no verte.

Vaya frenazo. Sentí hasta el golpe al final del pasillo.

Ando dando pasitos hacia atrás.
Bienvenido mi pequeño escudo anti-golpes.

Hasta otro día. Si siempre vuelves.
Será la rutina del término de semana.

viernes, 19 de marzo de 2010

Y describo con mis dedos aún mojados
el contorno de una vida idílica.

Que pase el tiempo y me arranquen los labios.
(Por si acaso)

:D

martes, 16 de marzo de 2010

Y descubro

que mi fachada se compone de esqueletos corpulentos,

mientras mi corazón indaga

en el rastro que dejaste al irte.

Tanto tiempo no es mucho. Es demasiado.

Y si es lo importante, que me busque en ésta noche solitaria...
"Otro milagro de la primavera".

domingo, 14 de marzo de 2010

Es que el tiempo pasa y se congeló el mundo en un estado infinito,
del que no despertamos.

Es que se agota. Y no importa. Nada importa. Ni me importa.

"Llueve,
y en mi ventana te echo de menos,
los días pasan y son ajenos,
el frío me abraza y me parte en dos"

martes, 9 de marzo de 2010



Frías quedaban hasta las uñas,
cuando las estrellas se abrazan entre sí, y el calor
se derrama bajo el suelo.

Fría, se congela el alma. En noches como ésta.
Es un bonito día para rendirle culto a los libros que interesan.

Estoy segura de que arañando poco a poco un tejado, acabo entrando por la puerta grande de la casa.

A arañar pues.

(Pues si, hay que estudiar desde el primer... mes)

viernes, 5 de marzo de 2010

Es de esos días, que salen raros.

Que pones un pie en el suelo por la mañana, y sabes que no habrá agua caliente en la ducha, el café saldrá malo, cerraré la puerta tan fuerte que acabe despertando a todos los vecinos de alrededor.

Si dan noticias, serán malas; si vas a algún sitio en coche, se avecina multa, o avería, o quizás algún golpe. Si coges el móvil, o se queda sin batería, o la antena del pueblo resultó caer la noche de antes. Incluso, con un poco de suerte, caerá el móvil al suelo, como golpe de gracia.

Se olvida cómo coger las bolsas sin tirarlas, cómo andar sin tropezar y cómo caer sin sentirse ridículo. Esto último, imposible.

Es de esos días, que sabes que no deberías tener a nadie cerca, porque acabará cobrando de tu mal estar. Pero no te fuiste.

Jamás sabría dar las gracias que mereces cuando, casi sin quererlo, transformas un mal día en un día genial.

Te sueño, y sonrío.
Disfruta.

jueves, 4 de marzo de 2010

Ni sienta ni siente. Daña y punto.

Es maravilloso el cielo, estrellado.
El conejo escondiéndose entre matorrales, asustado.
Los vasos de café llenos en la mesa, hirviendo.
La paciencia, esperanza, y las ganas. Dime dónde. Dilo.

Ni sienta ni siente.

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Al olmo viejo, A. Machado

...
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.


Preservar el ozono de mi alma
es cuestión de escudos.

Mantengo uno para mi pecho, otro para mis ojos,
el más grande, para mis labios ajenos.

Preservar anudados, corazón y mente,
requiere sólo de esfuerzo pleno.

lunes, 1 de marzo de 2010

Ti nó ni nó (8)


Husmeantes las sombras que atraviesan el frío invierno
cobijadas entre sonrisas que dicen ser de otros,
paso, paso a paso, se van destripando los actos venideros,
consideramos que el viento vino siempre consecuente
al movimiento de mis brazos.
Sigilosa y escalofriante, el alma se refujia entre tus dedos,
abrir los ojos y sentir calor ajeno,
la calma de una paciencia extraña y común entre los dueños
que aún no han dejado parte de su coraza en el intento.

No sé si es sueño
o que deseo tanto acercarme al cielo
de la mirada perfecta.

Te sueño.