lunes, 1 de marzo de 2010

Ti nó ni nó (8)


Husmeantes las sombras que atraviesan el frío invierno
cobijadas entre sonrisas que dicen ser de otros,
paso, paso a paso, se van destripando los actos venideros,
consideramos que el viento vino siempre consecuente
al movimiento de mis brazos.
Sigilosa y escalofriante, el alma se refujia entre tus dedos,
abrir los ojos y sentir calor ajeno,
la calma de una paciencia extraña y común entre los dueños
que aún no han dejado parte de su coraza en el intento.

No sé si es sueño
o que deseo tanto acercarme al cielo
de la mirada perfecta.

Te sueño.

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