jueves, 17 de diciembre de 2009

UN DIA MENOS, gracias.



Pasa un rato,
y los minutos moldean las horas con entresijos inanimados.

Pasa un día y todo cambia.
Pasa un día y nada cambia.
Pasa un día.
Y nada cambia.

Alcoholizado el mundo de mentiras pagadas,
no importan la vida ni las ganas,
sólo la pasividad de un juego camuflado entre unos pocos.
La justicia apenas reaparece sigilosa en alguna mirada.

Hay días que levantarse es el error,
y dejar que pase, un deseo. Hay días,
y días.

Hoy desearía haberme levantado diferente,
ausente,
enseñada, despreocupada quizás.
Por eso hoy me acuesto de otra manera.
Cambiaré la postura y los sueños,
ha cambiado todo
pero sigue la misma suciedad putrefacta en las esquinas,
en todas. Nada cambia.

Yo puedo decir haber crecido un poco.
Hoy añado un par de nombres a mi lista de olvidar,
en la de no admitir, y en la de rechazar todo tipo de contacto.

Se supone que hoy cambia la vida.
Yo sólo vi un cambio real:
hoy tengo un poco más rotos mis zapatos,
y más holguera mi capacidad de comprender a la gente.

Yo puedo decir que he crecido un poco.
Y también admitir que la paciencia es finita
y no quiero llenar el vaso.

Pasa un día y todo cambia.
Pasa un día y nada cambia.
Pasa un día.

Mejor lejos. Da igual dónde, pero bien lejos.

No hay comentarios: