sábado, 5 de diciembre de 2009

Coma

A unas horas de tu último aliento.
Y yo aquí plantada, delante de la mesa de siempre,
rezagada en la silla de siempre, con las manos heladas.

A unas horas de perderte para siempre,
sólo puedo desearte suerte, y regalarte fuerzas.

Llevo tiempo preparándome y jamás nadie está listo.

A unas horas de perderte para siempre,
y no puedo despedirte.

Tengo frío y miedo, nadie acompaña.

Sólo puedo desearte suerte. Desde lejos.