lunes, 18 de enero de 2010



Certifico la hora de su muerte:
Dos segundos antes de que se pare el mundo
y tres estornudos frente al lago de los lamentos.
Que el corazón se enfría mientras se hielan los sueños,
y evitarlo es un error si el daño queda hecho.
Certifico la hora de su muerte:
Y hoy, su corazón, con esfuerzo, seguirá latiendo.
Pero lejos.

La soledad jamás abriga, y hoy siento frío hasta en el alma. No me vale con un consuelo ya, ni el tiempo pasa en vano. Todo se hace eterno. Eterno.

A lo mejor desatornillando un poco mi corazón, sobrevive un poco más de tiempo.
Tic, tac, tic, tac. Se repite el cuento, de nuevo.

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