Ni sienta ni siente. Daña y punto.
Es maravilloso el cielo, estrellado.
El conejo escondiéndose entre matorrales, asustado.
Los vasos de café llenos en la mesa, hirviendo.
La paciencia, esperanza, y las ganas. Dime dónde. Dilo.
Ni sienta ni siente.
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Al olmo viejo, A. Machado
...
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
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