Sonríe, sonríe hasta cuando el mundo se te caiga encima.
Sonríe, que con un sólo gesto tendrás el cielo a tus pies.
Sonríe, aunque tengas miedo de todo,
aunque el temor te agobie anudándote el cuello,
y aún más si consigue estremecer tu corazón.
Sonríele al daño, a la muerte, a los golpes, a los años.
A la vida que te queda por delante,
y por la que pasaste.
Sólo así sabrás por qué, y todo.
Y da igual cuánto o a quién, dónde o cómo.
Sonríe. Todo el tiempo.
Sonreír será entonces mi reto.
No hay horas en la vida suficientes
como para perderlas entre insignificancias.
Sonríe, una vez más.
1 comentario:
Fantástica reflexión. Me lo aplico.
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