Desnudo las pupilas de mis ojos,
que vienen danzando desde la noche sigilosa.
Echando un vistazo a las suelas de mis zapatos,
que volverán a ser eternas.
Enmudeciendo mis labios, de fina crema,
hidratando mi corazón con un día nuevo.
Andar, y andar, y mirar mis pasos,
y los que vienen.
Fruncir el ceño, o hacer una mueca extraña.
Correr por el camino, y correr más y más.
Abrir los brazos, que se oxide el aire a mi paso,
si las nubes no quieren mostrarme el cielo,
les gritaré a pulmón abierto.
Que tengo ganas de empezar de nuevo,
que tengo ganas de empezar de nuevo.
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