Saltanto afiladas barras de acero me encamino a un mundo extraño.
Ahora tengo dos caminos:
Si el hielo hiela, quiero fuego.
Si la llama arde, quiero hielo.
Y si el hielo quema y la llama hiela, quiero perderme de vista,
no quiero ser eso. No quiero ser mezcla ni mezclarme.
Por una vez, por todas. Quiero ser única. En especie o en espacio.
Pero ya no comparto.
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